La expansión Fenicia por el Mediterráneo se inició a finales del II milenio a. C., y perduró hasta el milenio I a. C. Muy iniciada esta expansión, un contingente de navegantes procedentes de la ciudad estado fenicia de Tiro llegaron al sur de la península Ibérica, aportando elementos diferentes que estimularon e influyeron en las culturas autóctonas.
Quiénes eran los fenicios
La cultura fenicia se desarrolló en la costa oriental del Mediterráneo, en las zonas del actual Siria y Palestina, y sus ciudades estado fenicias más importantes fueron Tiro y Sidón.
La sociedad fenicia se organizaba siguiendo la manera típica de las culturas de la Asia Anterior: dividían el territorio en varias ciudades estado independientes entre sí. Cada ciudad estado era gobernada por una dinastía real, con poder teocrático. Estos gobernantes eran reconocidos como autoridad gubernamental y autoridad religiosa, portavoz de la divinidad principal del panteón.

Los edificios importantes se situaban en la acrópolis, protegidos por una muralla. Entre estos edificios se encontraban el palacio real y los templos dedicados a los dioses fenicios. El templo más importante era el que estaba dedicado a la divinidad encargada de proteger la ciudad (Tiro, por ejemplo, tenía como divinidad protectora a Melkart y cada ciudad estado tenía su dios protector).
A qué se dedicaban los fenicios
El pilar de la economía de los fenicios era el comercio marítimo. Dominaron la navegación, hecho que les ayudó a su expansión. Fenicia ocupaba muy poco territorio y por tanto sus habitantes tenían pocas tierras para cultivar. Se abocaban en la vida marítima y durante mucho tiempo fueron los dominadores del mar Mediterráneo.
Los fenicios salían del territorio a través del mar y fundaban colonias en las costas del Mediterráneo. Cada colonia fundada dependía de la ciudad estado fenicia a la que pertenecían los navegantes que la habían fundado.
Allá donde iban intercambiaban productos con los pobladores autóctonos. Estos productos eran principalmente de lujo, como cerámica, joyería o esculturas hechas con materiales preciosos. Éstos lo intercambiaban por alimentos y metales.

Su búsqueda principal era los alimentos, puesto que en Fenicia tenían pocas tierras, y conseguir material para hacer producciones propias, al no tener tampoco mucho metal en su zona. Además, a principios del I milenio a. C., los fenicios empezaron a acuñar moneda para agilizar el comercio y por este motivo todavía necesitaban más metales.
De los intercambios que hacían una pequeña parte se lo quedaba la colonia para vivir y todo el resto lo enviaban a la ciudad estado madre de Fenicia, a la cual pertenecían. Así, tenemos una economía basada en el comercio marítimo de larga distancia.
La llegada de los fenicios a la Península Ibérica
Dentro de esta dinámica de busqueda de tierras ricas en cultivos y metales, los fenicios llegaron a la Península Ibérica. No hay consenso sobre el momento en que llegaron. Hay autores que defienden que lo hicieron a finales del II milenio a. C., como apuntan los estudios a partir de las fuentes clásicas.
Una hipótesis más actual y aceptada esgrime que llegaron en el IX a. C. y lo corroboran porque los restos arqueológicos fenicios más antiguos datan de este siglo.

En un principio se establece solo un contacto comercial. Los fenicios vendían muy de vez en cuando sus productos y los intercambiaban por otros autóctonos. Es así como fueron conociendo el potencial peninsular respecto a las mercancías que buscaban: metales y ricos labrantíos.
Colonias fenicias en la Península Ibérica
Por esta razón, los fenicios acabarán fundando la primera colonia en tierras hispanas: Gadir (Cádiz) y Malaka (Málaga), pero fundaron muchas otras, la mayoría en las costas andaluzas, tanto las orientales como las occidentales, a pesar de que hay alguna colonia a la altura de Lisboa actual, como es “Toscanos”, que es la colonia más norte-occidental de esta cultura. No siempre fueron propiamente colonias, se ha detectado que en ocasiones eran barrios fenicios que formaban parte de un núcleo de población autóctono.

Los primeros poblados o cultura que se encontraron los fenicios en la Península Ibérica fueron los Tartessos, en una fase avanzada de su conformación. La llegada de los fenicios impulsó todavía más su desarrollo al introducirlos en sus vías comerciales de larga distancia. Todas las colonias fundadas en la Península Ibérica dependían directamente de la ciudad estado de Tiro.
Se trata de una colonización fenicia pacífica, ya que los fenicios se establecieron donde los habitantes autóctonos les permitían, a la vez que los fenicios facilitaban una buena comunicación ultramar porque les interesaban los productos autóctonos y su comercio, no la dominación de territorio. Estuvieron en la península entre el s IX a.C. y el VI a. C.

Allá donde establecían colonias también construían un templo, pero no siempre en todas. El templo iba dedicado a la divinidad protectora de la ciudad estado de donde provenían. Como los fenicios que llegaron a la Península procedían de Tiro, se piensa que habría de haber al menos un templo fenicio importado dedicado a Melkart (el dios protector de aquella ciudad fenicia).

Por los hallazgos de pequeñas figuras de bronce y su proximidad a Gadir, se piensa que el principal santuario de las colonias fenicias peninsulares se encontraría en la isla de Sancti Petri, pero de momento no se han encontrado restos arqueológicos de ningún templo, aunque es muy posible que no se hayan conservado.
Bibliografía
- Collado Hinarejos, Benjamín (Autor)
- Marín Ceballos, Mª Cruz (Autor)
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